Día de la Tierra


¡Feliz día de la Tierra!

El día de la Tierra es para muchos una celebración del compromiso y voluntad de acción de comunidades, pequeños grupos e individuos, capaces de funcionar de manera autónoma y descentralizada, en el trabajo por la conservación del medio ambiente. El día de la Tierra, no pertenece a un gobierno u organización, pertenece a las personas, especialmente aquellas para las cuales el día de la Tierra se celebra cada día.

Para recuperar esta dimensión, y centrarnos en aquello que sí podemos hacer, en Aprovecha el viaje repasamos un listado básico de acciones sencillas por el medio ambiente. Al tenerlo presente en nuestra vida diaria, desarrollamos una disciplina que nos permite conectar, a través de pequeñas acciones, con la Tierra - y la Vida- que honramos y respetamos.

1. Reducir el consumo de agua.

Todo aquel que ha sufrido cortes de agua debido a la sequía sabe de la importancia de este recurso natural. Sin embargo, raramente las grandes ciudades se ven privadas de este bien, por lo que es más difícil concienciar a sus habitantes del valor del recurso que ellos desperdician. No se trata de escatimar, o privarnos, sino de evitar malgastar.
No dejar correr el agua mientras nos lavamos los dientes o enjabonamos la vajilla, o tomar una ducha rápida en vez de un baño. Aprender a reutilizar el agua, por ejemplo, el agua del aclarado de los platos puede emplearse para la limpieza de suelos o en sustitución de la descarga del W.C. En caso de contar con terrazas o patios al aire libre, vale la pena recoger el agua de lluvia para el riego de las plantas.

2. Reducir el consumo de energía eléctrica.

No se trata de ir corriendo a la tienda de electrodomésticos para cambiar los que tenemos por otros de bajo consumo (aunque si vamos a comprar algo nuevo, tengámoslo en cuenta), sino, nuevamente, de no malgastar. Apagar luces y electrodomésticos cuando no se estén utilizando. Sustituir las bombillas convencionales por otras de bajo consumo eléctrico. Llenar la lavadora, en lugar de hacerla funcionar sólo con dos pares de calcetines y un suéter (con esto también se ahorra mucha agua), no dejar la puerta del refrigerador abierta.

3. Reducir el uso de vehículos privados.

Todos conocemos a alguien que usa su coche hasta para ir a comprar el pan, es obvio que eso no es necesario. Aunque el transporte público tiene sus desventajas, ciertamente termina compensando en lo que a tiempos y gastos se refiere. Si no hay más remedio que usar el coche, siempre podemos compartirlo con otros compañeros en nuestros desplazamientos al trabajo, centro de estudio o destino vacacional. Aunque en algunas ciudades se dificulta el ir en bicicleta, en otras no hay excusa. Por último, nunca está de más recordar que la mayoría de humanos cuenta con un par de piernas para desplazarse, y que caminar 30 minutos al día es una costumbre que puede ayudarnos a mantenernos saludables.

4. Reducir el consumo de bolsas y paquetes.

En cuanto comprendemos cuánto tiempo tardan en degradarse el plástico y otros componentes de los empaques comerciales, nos invade una cierta angustia. Lo cierto es que no necesitamos todas esas bolsas y paquetes con los que volvemos del supermercado, la panadería o la frutería. Podemos tener nuestra propia bolsa de la compra, y simplemente separar las verduras y demás a la hora de pesarlas. Cuando de todos modos llegamos a casa cargados de bolsas, porque nos dejamos la nuestra en casa, o porque no había más remedio, siempre es posible darles al menos un segundo uso, empleándolas como bolsas de basura.

5. Pensar antes de comprar.

Por lo mismo que se comenta en el punto anterior, los humanos gastamos cantidades ingentes de energía y otros recursos en la fabricación de materiales y productos de poca utilidad que teminarán por acumularse en casa, y después pasarán a contaminar el medio ambiente.
Dado que el sistema en el que vivimos nos ha entrenado para la compra compulsiva, no está de más pensar, antes de realizar cualquier compra, si realmente queremos hacerla. Especialmente cuando una oferta nos tienta por su precio, o cuando estamos agobiados por la necesidad de hacer un "regalo de compromiso". Rara vez si la propiedad de ese objeto compensa lo que en realidad ha costado a la naturaleza.

6. Gestionar correctamente los residuos y reciclar.

Reciclar es la manera de reducir tanto la producción como la contaminación, dando un segundo uso al material. Tampoco se trata únicamente de tirarlo al contenedor correspondiente: en primer lugar deberíamos preguntarnos si realmente ha finalizado la vida útil del producto ( es decir: ¿realmente ya no sirve?), si podemos seguir usándolo como veníamos haciendo, o bien emplearlo para otra cosa, intercambiarlo, regalarlo, etc...
Si realmente ya no sirve para nada, entonces sí, depositémoslo en el contenedor correspondiente.

7. Aprovechar el viaje.

No en vano lo escogimos como tema de nuestra campaña "Aprovecha el viaje. Campaña ambiental pagana 2014". Cuando salgas al bosque (al campo, a la playa, al parque...) lleva una bolsa y recoge la basura que encuentres. La mejor ofrenda que podemos hacer a la naturaleza es ayudarle con algo que no pueda hacer por sí misma.

Estamos seguros de que la mayoría de las personas que lean este artículo cumplen con al menos dos puntos de la lista en su vida cotidiana, ahora, pueden probar con otros. Si se cumple con todos, en mayor o menor medida, puede ser una buena ocasión para plantearse nuevas propuestas y acciones :)



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Campaña Ambiental Pagana 2014